Para practicar prāṇāyāma
o meditación es muy apropiado utilizar un cojín de meditación denominado zafu.
El zafu debe ser redondo y de color negro, azul o marrón oscuro. Los colores
oscuros son discretos y no llaman tanto la atención. Pero además, el negro
simboliza la "nadeidad", el “vacío” y, por extensión, la “totalidad”.
Los hay rellenos de lana (no son los mejores), de trigo sarraceno, de otras
cáscaras o semillas y de miraguano. Este último es el mejor. También es
interesante utilizar un zafutón. Es una especie de futón cuadrado a juego con
el zafu y que suele estar relleno de capas de
algodón. Se utiliza para colocar el zafu encima de forma que las rodillas
queden apoyadas sobre él. Cuando te sientas largo tiempo se nota su ayuda: nos
aísla de la dureza y el frio del suelo y es mucho más confortable,
especialmente si tenemos algún problema en las rodillas (el zafutón puede
sustituirse por una manta doblada).
Con el tiempo, el
miraguano puede apelmazarse un poco por lo que resulta conveniente que después
de cada uso se aplaste el zafu contra el suelo varias veces para que esponje el
miraguano y, de vez en cuando, se exponga un tiempo al sol. Además, según la elasticidad de las piernas del practicante, el zafu
puede rellenarse más o menos. La cantidad de miraguano que trae es estándar,
pero si se rellena un poco más subirá da altura y permitirá que las rodillas
toquen el suelo, siendo así más cómodo cuando no se tiene mucha flexibilidad en
las piernas. Igualmente, si se encuentra muy alto, se puede vaciar sacando
miraguano del interior. Normalmente, justo detrás de una cinta-asa que trae en
el lateral, dispone de la abertura para acceder al interior. En dicha cinta,
los practicantes que meditan en grandes grupos suelen escribir su nombre o
dibujar algún signo que les permita identificar su zafu entre otros muchos
similares.
El zafu llega a ser
un elemento personal muy apreciado entre los meditadores, de tal forma que no
suele prestarse o cambiarse por otro. En muchas escuelas budistas, antes de
sentarse y también después de la meditación se hace una reverencia al zafu, el "asiento
de Buda". El zafu es el asiento sobre el cual se experimenta la
“totalidad”. Cuando se entra en profunda meditación sentado en un zafu, éste y
el practicante forman un todo. Para el zen, por ejemplo, adoptar la postura
correcta de meditación en sus más ínfimos detalles es equivalente a entrar en samādhi,
es decir, a través de un medio físico como es la posición del cuerpo, se logra
la trascendencia; y el zafu es un elemento muy importante para lograr la
posición correcta. Con la reverencia al zafu, el practicante agradece a este
objeto su especial "ayuda" y expresa con humildad su convicción de
que la espiritualidad lo envuelve todo.