viernes, 10 de octubre de 2025

98. El arte de meditar


 

Swami Kripalvananda en meditación

Cuanto más meditamos, mayor es la capacidad de percepción y más fina la sensibilidad. La mirada se limpia y empezamos a ver el verdadero color de las cosas. El oído se agudiza hasta límites insospechados y se empieza a escuchar el verdadero sonido del mundo. Todo, hasta lo más vulgar, parece más brillante y sencillo. Normalmente oscilamos entre lo que éramos antes de la meditación y lo que empezamos a ser ahora. Unas veces estamos aquí y ahora, meditando; y otras veces no sabemos dónde, allá donde nos llevan nuestras incontables distracciones. Meditar es el arte de saber estar aquí y ahora, ni en otro sitio, ni en otro tiempo. Una consecuencia importante de la meditación es el profundo convencimiento de unidad entre todo lo que hay. De ello derivan el contento, la satisfacción, la compasión, el amor y la felicidad. Entonces es cuando ahiṃsā, la no violencia, deja de presentarse como un precepto a cumplir para transformarse en algo natural, característico de la vida misma. Gracias a la meditación se termina descubriendo que no existo yo y el mundo, sino que el mundo y yo somos una misma cosa. Es como si hubiéramos nacido para estar sentados y en silencio, acompañando la propia respiración, hasta disolvernos en ella.


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