T. Krishnamacharya en mūlabandhāsana
De acuerdo con
Krishnamurti, durante la meditación los sentimientos tienen que fluir igual que
los pensamientos: sin violencia, con armonía, dejando que se expresen
totalmente para que después puedan morir. Por supuesto, el sentimiento puede
ser muy
fuerte y atraparnos, robar nuestra atención. Por eso, tanto para los
sentimientos negativos como para los positivos, solo hay que observar
conscientemente, sin emitir juicios pero sin reprimir en absoluto. Respecto de
todas las emociones que no hemos sabido encauzar en su momento y han ido a
parar a nuestro subconsciente, la solución sigue siendo la práctica de la
meditación. Y no me refiero a una meditación aislada de veinte minutos. Me
refiero a una práctica intensa: sesiones diarias de una hora o más de tiempo,
acompañadas de algún retiro ocasional de convivencia en meditación. Durante
estos periodos de introspección profunda, las emociones reprimidas alojadas en
el subconsciente afloran y acaban consumiéndose.
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