martes, 26 de agosto de 2025

73. Proceso de la meditación


 

Sribhashyam, hijo de T. Krishnamacharya, en ākarṇadhanurāsana

Cuando nos concentramos en un objeto como, por ejemplo, la respiración, seguimos su movimiento notando como se mueve el abdomen, sintiendo como entra y sale el aire, etc. Cuando el esfuerzo por concentrarse desaparece, decimos que se ha establecido la concentración (dhāraṇa) y, de forma automática, suceden dos cosas: se inicia la meditación (dhyāna) y el objeto se sutiliza.

Ahora no solo centramos el pensamiento en el aspecto físico de la respiración; ahora también somos conscientes de su aspecto sutil: el movimiento del prāṇa, la comunicación cósmica a través de la respiración, etc. No hacemos conscientemente el cambio de pasar a concentrarnos de un objeto denso a uno sutil. Es el cambio el que acontece por sí mismo, sin esfuerzo. Da lo mismo el objeto de concentración que se elija. El proceso siempre es igual.

La diferencia entre utilizar un objeto u otro es que el practicante tenga más afinidad con el objeto elegido y así le sea más fácil establecer la concentración. En todos los casos, el objeto debe percibirse con el máximo detalle. La visión detallada al extremo nos facilita "fundirnos" con el objeto. Claro, si el objeto es simple: un punto o un círculo, por ejemplo, los detalles a considerar son mínimos y la concentración es más sencilla. No olvidemos que la concentración detallada en el objeto es solo el paso previo hacia la meditación y que en ésta desaparece toda dificultad.

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