viernes, 1 de agosto de 2025

65. El gurú


Swami Madhavadasji, gurú de Kuvalayananda y Yogendra

Un verdadero maestro debe cumplir dos condiciones: 1) haber comprendido al menos en cierta medida, su auténtico ser, y 2) poder transmitir de alguna forma su experiencia. Son condiciones tan generales que podemos entender que haya distintos niveles de maestros, desde el modesto instructor de yoga hasta el ser autorrealizado. Pero cuando hablamos de un auténtico maestro o gurú generalmente nos referimos al ser autorrealizado que con su sola presencia puede despertar en el discípulo su energía interna. Los textos clásicos de haṭhayoga ensalzan la figura del gurú y llegan a afirmar que sin su mediación, la realización final puede ser una empresa imposible. Al gurú se le considera capaz de disipar la oscuridad que oculta la luz del conocimiento supremo. En la práctica llega a ser imprescindible para guiar al discípulo en las etapas más avanzadas y en los caminos más esotéricos del yoga. Los auténticos gurús son muy escasos y generalmente huyen de la fama. Es muy importante saber discriminar entre el auténtico gurú y el falso (éste, por desgracia, sí que es abundante, fácil de encontrar y en muchos casos famoso). Los gurús falsos suelen reclamar obediencia ciega y servicio constante y gratuito; incluso llegan a poner precio a sus "iniciaciones", pues la relación entre un maestro y su discípulo es como el enamoramiento: ciego, irracional y completo. También se afirma que el auténtico maestro no es nada más que nuestro ser interior (el cual es idéntico al ser interior de otra persona). Por eso, el yogui siempre tiene dos opciones: buscar al maestro dentro de sí mismo y buscarlo en el exterior. 


 

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