lunes, 29 de julio de 2024

11. Kapālabhātī

 


anjaneyāsana


Kapālabhātī es una técnica de respiración forzada muy peculiar. Se trata de un ejercicio de limpieza y purificación pero se utiliza como un prāṇāyāma. Ahora bien, ¿cuál es el efecto real que debemos de experimentar para saber que estamos haciendo bien el ejercicio? Cuando kapālabhātī se efectúa correctamente, tras su ejecución deben experimentarse los siguientes efectos: 1.- Gran sensación de relajación y serenidad mental, 2.- Calor físico, incluso sudoración, que desaparece rápidamente después de finalizar el ejercicio, 3.- Descongestión de los senos nasales y los conductos bronquiales, en caso de que estuviesen congestionados, 4.- Aparición de sentimientos de alegría y optimismo, 5.- Sensación de vitalidad, de recarga energética.

Durante la ejecución correcta de kapālabhātī, nuestra actividad mental se vuelve muy pasiva, centrada exclusivamente en el movimiento respiratorio y permanece atenta a la ejecución correcta y detallada de la técnica. Con la práctica continuada, puede producirse la abstracción de los sentidos. Tradicionalmente, durante la retención con los pulmones llenos, en la respiración que sigue inmediatamente a las series de espiraciones rápidas y forzadas, la atención se concentra en la acumulación de energía vital (prāṇa) que tiene lugar en el pecho y en su difusión por todo el cuerpo. Pero si no se practica esta técnica con objetivos esotéricos, la concentración puede establecerse en mantener correctamente las contracciones musculares necesarias, en la punta de la nariz, o en cualquier otro objeto. En lo posible, la mente no debe divagar. El mantener los ojos cerrados, entrecerrados o abiertos no es muy importante. Depende del entorno y de las preferencias personales.


10. No somos nada y lo somos todo

 


Yoguini en meditación

No somos nada y, en realidad, lo somos todo. Así de paradójico, ¿verdad? Así de real, de cierto, de evidente. Es tan evidente que no se ve. Es como la punta de la nariz, que siempre está en primer plano y nunca nos fijamos en ella. A veces tenemos algo delante y no somos capaces de verlo. Y en otros momentos, en otra situación, ante otras circunstancias, de repente lo vemos. El conocimiento más elevado se logra como mezcla de lo subjetivo y lo objetivo, hasta que ambas visiones se disuelven una en otra. Patañjali nos dice que mientras no logremos el conocimiento de lo que realmente somos, la vida injusta e ilusoria girará sin cesar a nuestro alrededor, generando deseos, rechazos y miedos.

En definitiva, aunque creemos que comprendemos, estamos equivocados, pues los obstáculos al conocimiento (ignorancia, egoísmo, deseo, rechazo y miedo) siguen actuando en nuestras vidas. En el momento en que realmente comprendamos, estos obstáculos desaparecerán de forma natural. ¿Nos hemos parado a reflexionar alguna vez por qué siempre preguntamos el “porqué” de las cosas? Cuando preguntamos, no sentimos, no experimentamos. Es el ego quien pregunta. Y cuando recibimos respuestas del exterior podemos comprender intelectualmente pero no experimentamos realmente la comprensión. Todas las respuestas están en nuestro interior más íntimo, en el pozo sin fondo de nuestro corazón. Si esperamos encontrar respuestas fuera de nosotros, estaremos equivocándonos.


martes, 23 de julio de 2024

9. Perfección en las āsanas


 garbhapinḍāsana

Hay muy pocas personas que puedan perfeccionar el yoga contorsionista de Iyengar o Pattabhi Jois. Quien desee practicarlo seriamente debe iniciarse joven, tener suficiente tiempo libre y una gran fuerza de voluntad. Pero no estoy de acuerdo en que no deba perseguirse el perfeccionamiento. Al contrario, la práctica del yoga debe ser un continuo perfeccionamiento sin límite. Si se practican āsanas, prāṇāyāma, meditación..., las técnicas que sean..., éstas deben ser perfeccionadas, siendo conscientes de que nunca alcanzaremos la perfección absoluta. Lo que no es correcto es el estancamiento. Normalmente, cuando se inicia la práctica de āsanas, se aspira a lograr la ejecución de ciertas posturas, cada vez más complicadas. Una vez alcanzado un nivel en el que sentimos que avanzar más supondría un esfuerzo considerable, tendemos a paralizar nuestra práctica o, incluso, a practicar menos. Pero la perfección en āsana no significa necesariamente perfección en flexibilidad. Tampoco la flexibilidad es un fin en sí mismo para Iyengar o Pattabhi Jois. Digamos que la utilizan para alcanzar la perfección tal como la define Patañjali: “la postura es firme cuando ya no se necesita perseverar en el esfuerzo; el espíritu se funde con el espacio infinito cuando se suspende totalmente la atención a la presencia del propio cuerpo”.

8. Yamas

 

siṃhāsana


La actitud que hay que mantener con respecto a la sociedad se engloba en cinco abstenciones (yamas): no hacer daño a otros, ni mentir o apropiarse indebidamente de sus pertenencias; ser moderado en el disfrute de los placeres sensuales y evitar la acumulación de riquezas desproporcionadas

Estas abstenciones deben mantenerse estrictamente, abarcando todo tipo de situaciones y momentos, ante todo tipo de seres y cosas. Cuando se mantienen a este nivel, se dice que son universales y constituyen el “Gran Compromiso”. En realidad, las cinco abstenciones proceden de la primera, de la no violencia (ahiṃsā). Ahiṃsā no es solo no violencia, como usualmente se traduce; es, sobre todo, cualquier acto o intención encaminado a buscar la armonía, el equilibrio y la paz.

jueves, 18 de julio de 2024

7. Poderes extraordinarios


 sankatāsana

Según la enseñanza del Yoga, los poderes extraordinarios que puedan surgir en nuestro sendero no deben usarse en beneficio personal, pero ¿es correcto usarlos en bien de los demás o es mejor dejar que las cosas pasen como tengan que pasar y no interceder?

Entiendo los poderes como ciertas habilidades que pueden despertarse en el yogui durante su práctica (siddhis) y que lo capacitan para adquirir un conocimiento fuera de lo normal o para efectuar ciertas acciones que desafían los límites aceptados por la ciencia hoy en día. Si tenemos en cuenta que el cerebro es el gran desconocido y que la ciencia evoluciona modificando continuamente sus paradigmas, el asunto de los poderes también es un concepto cambiante. Lo que antes era mágico, ahora puede ser científico. El hecho de poseer alguna de estas facultades es algo accidental en el camino del yogui. No debería preocuparse por ello más de lo que se preocuparía un sordo si recuperase la audición o un enfermo de nacimiento si recuperase la salud. Utilizar estas habilidades tanto en beneficio propio como en el de los demás debe ser igual que utilizar otras capacidades o conocimientos. En todo caso, el yogui no debe apegarse a ellos ni sentirse superior a los demás bajo ningún concepto. En este sentido, pueden suponer un peligro añadido al reforzar el ego, aunque también pueden permitir la práctica de un elevado desapego. Tener ciertas capacidades que permitan intervenir en el destino de uno mismo o de otros conlleva dicho peligro. Por eso no se aconseja su uso y se recomienda contemplarlos con indiferencia. No obstante, el yogui que haya ido más allá de los opuestos y no se deje arrastrar por el ego, puede utilizarlos correctamente sin dejarse llevar por el orgullo, actuando siempre con naturalidad y desde la más profunda humildad.

6. El dolor

 

Swami Chidananda practicando dhanurāsana en las riberas del Ganges, en Rishikesh


La impermanencia del placer se experimenta en sí misma como dolorosa. Además, nos invade el deseo por lograr cosas efímeras, arrastramos una pesada losa de condicionamientos genéticos y sociales y, en muchos casos, sufrimos de falta de armonía en nuestras relaciones con la naturaleza. A pesar de todo, el dolor no está predestinado. Podemos y debemos evitar la ansiedad, el dolor futuro, aquél que aún no nos afecta.

El método general para evitar el sufrimiento es la práctica del yoga de ocho pasos. Los dos primeros forman un código de conducta positiva que prepara al yogui para sumergirse en la práctica personal, pero mantener este código no es fácil. Por ello, cuando aparecen pensamientos, deseos o intenciones negativas, hay que neutralizarlos mediante el cultivo del pensamiento contrario, de la actitud opuesta. Las ideas y comportamientos negativos se traducen sin excepción en sufrimiento e ignorancia, aunque sean de diferente intensidad, directas o indirectas. En todo caso, proceden de bajos instintos, como la ira, la codicia y el engaño. Hay que cultivar con insistencia los opuestos a estas fuerzas negativas reflexionando sobre su origen y sus consecuencias, su intensidad y el modo en que se presentan.


lunes, 15 de julio de 2024

5. Meditación caminando

 

 Monje budista practicando la meditación caminando


Normalmente, la meditación caminando se practica entre dos periodos de meditación sentada, permitiendo así que el periodo total de meditación se extienda largo tiempo. En algunas escuelas de yoga occidental, como la de Yoga Kripalu, la meditación caminando es un método muy utilizado. Por supuesto, no la inventaron los maestros de esta escuela, sino que la adoptaron de otras tradiciones, especialmente del budismo, como punto central en su sistema de yoga occidentalizado. En general, se hace dando pasos cortos y lentos, al compás de una respiración larga y profunda. Esta técnica permite descansar el cuerpo tras un largo periodo de inmovilidad, proporcionando un movimiento que no rompe la meditación sino que la continua de forma armoniosa.

Alternar la meditación sentada con la meditación caminando es contradictorio pues tras un rato sentados queremos que llegue el momento de continuar de pie para salir del entumecimiento, hasta que al rato de andar medio pie a medio pie, queremos volver a sentarnos porque ese andar lento, cansino y algunas veces desequilibrado, se nos vuelve eterno. La meditación de pie puede ser parte esencial de la práctica, complemento inseparable de la meditación sentada. Reposo y movimiento, vacío y manifestación. A veces dan ganas de caminar un poquito más deprisa de lo que hay que hacerlo. Tal vez porque la mente corre tanto que ni las manos ni los pies llegan a poder retenerla. Otras veces preferiríamos que fuera sin prisa pero sin pausa porque lo que saca de quicio es precisamente la pausa, que se siente eterna, entre paso y paso diminuto. La meditación de pie es el patito feo de la meditación y sin embargo es la piedra de toque, después de todo, en lo que se refiere a nuestra acción en el mundo. Es la parte de la meditación que entrena en el ir de la contemplación a la acción y vuelta a comenzar: Nada-acto-nada. Silencio-sonido-silencio. Vacío-forma-vacío. Meditar de pie es como si fuera el acto, sonido y forma entre sentarse y sentarse. Algunas veces adelantamos el pie como pidiendo perdón y permiso, otras arrasamos como elefante en una cacharrería; otras más no se sabe si parece que avanzamos o nos queremos quedar, temblando de miedo... Sea como sea, para cada cual es de una manera y cada vez es distinto. Cuando practiquemos la meditación de pie, debemos mirar a ver si corremos o caminamos, si nuestros pasos suenan como el cristal o como la tormenta, o sólo hacen ruido, o ni se notan...


4. El camino de la meditación

 


Swami Karunananda en el Ashram de Swami Sivananda, en Rishikesh

Para poder meditar no importa si eres culto o analfabeto, si has viajado por todo el mundo o no has salido de tu pueblo. No importan las experiencias que hayas tenido, ni si tienes familia o amigos. Da lo mismo que tengas un buen empleo o que no tengas ninguno. Es igual que seas hombre o mujer, viejo o joven, estés fuerte o débil. Lo que llevamos con nosotros no es realmente importante, incluso puede ser un estorbo. Todo esto son etiquetas de las que hay que desprenderse durante el viaje hacia nuestro auténtico ser. Lo que importa es uno mismo, nada más. Las experiencias, la cultura y las relaciones sociales pueden ser de ayuda, pero muchas veces solo contribuyen a agrandar el propio ego y constituyen el mayor de los obstáculos.

La sencillez, la humildad y el contento son señales claras de quien ha profundizado en el camino de la meditación disolviendo su pequeño yo.


domingo, 14 de julio de 2024

3. Práctica y desapego


Vanda Scaravelli, a los 82 años 


Todos los métodos para alcanzar el estado de yoga se condensan en estos dos: práctica y desapego. La práctica de las distintas técnicas de yoga debe ir indisolublemente unida a una actitud de desapego hacia los resultados y de estabilidad, equilibrio y armonía frente al exterior. En realidad, casi siempre se perciben los frutos de la práctica en la vida ordinaria, fuera del estado de meditación. Desarrollamos una mayor aceptación de la vida, en todos los sentidos; nos volvemos más sensibles y benévolos ante los demás; apreciamos mejor la naturaleza y la vida animal. Nos volvemos más abiertos, comprensivos y serenos. Pero, ¡cuidado!, hasta el último momento existe la posibilidad de caer nuevamente en manos del deseo, casi sin darnos cuenta, pues el ego siempre está ahí. No podemos vivir sin él. Son muchos los maestros que han protagonizado grandes escándalos relacionados con el dinero, el sexo y el poder, tanto en occidente como en oriente. En algunos casos se trata de personas que han avanzado mucho espiritualmente, pero llegan a un estado en el que son incapaces de seguir profundizando y el ego y los deseos vuelven a dominarlos. Realmente es muy difícil caminar por el filo de la navaja.

viernes, 12 de julio de 2024

2. La esencia interior


Theos Bernard en baddhapadmāsana


Todo es actividad y movimiento, salvo mi esencia interior que es consciente de las cosas a través de la mente. Pero, ¿qué es mi esencia interior? ¿Acaso todo lo que hay está en mí, o quizás todo lo que hay es una ilusión y yo la única realidad? En el vedānta advaita se dice que mi mente individual forma parte de la mente universal y por ello nos hallamos relacionados unos con otros, y lo mismo se dice de mi esencia más íntima, a la cual considera como parte de la esencia cósmica. En sus Yogasūtras, Patañjali expone un pensamiento distinto: mi esencia se recoge en sí misma y yo, como individuo, alcanzaré la liberación en el momento en que sea realmente consciente de que todo lo demás, aunque ciertamente existe, se halla desconectado de mi auténtica naturaleza. No entra en detalles sobre qué es la esencia cósmica. Ni la afirma, ni la niega. Por otra parte, tampoco podría afirmarse algo sobre lo que es completamente paradójico y absoluto. El budismo es aún más radical. Ni siquiera contempla la existencia de una esencia individual. Solo habla de "descubrir nuestra auténtica naturaleza", sin entrar en conjeturas sobre cuál es ésta, ni mucho menos sobre la existencia o no de una esencia cósmica. Por un lado la mente racional nos exige respuestas. Por otro lado la intuición nos hace buscar la sencillez. Hay que alimentar ambos aspectos hasta que se sacien.

1. ¿Qué es el yoga?


samakoṇāsana


En general, desperdiciamos el tiempo entregándonos a una actividad incesante, apartándonos de nuestra verdadera identidad. De esta forma, transcurre nuestra vida en medio de una lucha angustiosa y agresiva, compitiendo, deseando, poseyendo y conquistando, siempre cargados de preocupaciones. El yoga es todo lo contrario. El yoga es un estado de quietud que trasciende la visión ordinaria de las cosas; en última instancia, es lo que se denomina samādhi. Y el samādhi, que en realidad es la culminación de la meditación, es también el método más elevado que presenta el yoga para lograr la liberación final. Practicar yoga, especialmente sus técnicas más sutiles, como la meditación, es romper completamente con nuestra forma “normal” de actuar. En estado de yoga, no hay preocupaciones, no se compite, no se desea poseer ni acumular nada, no hay lucha angustiosa ni afán de triunfo. Es un estado sin ambiciones materiales, donde no hay aceptación ni rechazo, ni esperanza ni miedo. Cuando practicamos yoga nos liberamos poco a poco de todos los condicionamientos, emociones e ideas que nos tienen aprisionados e impiden que se manifieste nuestra sencillez natural. Todo es cuestión de práctica y paciencia. Si nos dedicamos al yoga, descubriremos con tiempo y disciplina nuestra claridad esencial. Disciplinar la mente no significa en modo alguno dominarla por la fuerza, controlarla o someterla. Disciplinar la mente es ante todo conocer directa y concretamente cómo funciona. Se trata de un conocimiento que surge de la experiencia personal en la práctica de la meditación. Conociendo cómo funciona la mente podremos llegar a ser su dueño. De esta forma, llegaremos a utilizarla de forma plena y provechosa y entonces, la mente se volverá como una joya transparente reflejando nuestra verdadera esencia: la pura observación del universo.

98. El arte de meditar