jueves, 18 de julio de 2024

6. El dolor

 

Swami Chidananda practicando dhanurāsana en las riberas del Ganges, en Rishikesh


La impermanencia del placer se experimenta en sí misma como dolorosa. Además, nos invade el deseo por lograr cosas efímeras, arrastramos una pesada losa de condicionamientos genéticos y sociales y, en muchos casos, sufrimos de falta de armonía en nuestras relaciones con la naturaleza. A pesar de todo, el dolor no está predestinado. Podemos y debemos evitar la ansiedad, el dolor futuro, aquél que aún no nos afecta.

El método general para evitar el sufrimiento es la práctica del yoga de ocho pasos. Los dos primeros forman un código de conducta positiva que prepara al yogui para sumergirse en la práctica personal, pero mantener este código no es fácil. Por ello, cuando aparecen pensamientos, deseos o intenciones negativas, hay que neutralizarlos mediante el cultivo del pensamiento contrario, de la actitud opuesta. Las ideas y comportamientos negativos se traducen sin excepción en sufrimiento e ignorancia, aunque sean de diferente intensidad, directas o indirectas. En todo caso, proceden de bajos instintos, como la ira, la codicia y el engaño. Hay que cultivar con insistencia los opuestos a estas fuerzas negativas reflexionando sobre su origen y sus consecuencias, su intensidad y el modo en que se presentan.


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