Hay muy pocas
personas que puedan perfeccionar el yoga contorsionista de Iyengar o Pattabhi
Jois. Quien desee practicarlo seriamente debe iniciarse joven, tener suficiente
tiempo libre y una gran fuerza de voluntad. Pero no estoy de acuerdo en que no
deba perseguirse el perfeccionamiento. Al contrario, la práctica del yoga debe
ser un continuo perfeccionamiento sin límite. Si se practican āsanas, prāṇāyāma,
meditación..., las técnicas que sean..., éstas deben ser perfeccionadas, siendo
conscientes de que nunca alcanzaremos la perfección absoluta. Lo que no es
correcto es el estancamiento. Normalmente, cuando se inicia la práctica de āsanas,
se aspira a lograr la ejecución de ciertas posturas, cada vez más complicadas.
Una vez alcanzado un nivel en el que sentimos que avanzar más supondría un
esfuerzo considerable, tendemos a paralizar nuestra práctica o, incluso, a
practicar menos. Pero la perfección en āsana no significa necesariamente
perfección en flexibilidad. Tampoco la flexibilidad es un fin en sí mismo para
Iyengar o Pattabhi Jois. Digamos que la utilizan para alcanzar la perfección
tal como la define Patañjali: “la postura es firme cuando ya no se necesita
perseverar en el esfuerzo; el espíritu se funde con el espacio infinito cuando
se suspende totalmente la atención a la presencia del propio cuerpo”.
martes, 23 de julio de 2024
9. Perfección en las āsanas
garbhapinḍāsana
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