viernes, 10 de octubre de 2025

96. El maestro interior


 

T. Krishnamacharya enseñando marīcyāsana a una joven occidental

La enseñanza de un gurú es muy importante, pero también resulta difícil encontrar uno que sea auténtico. Al principio, al menos durante los primeros años de práctica, es bueno seguir las orientaciones de un buen instructor. En todo caso, es preciso despertar al maestro interior que llevamos dentro. En el fondo, todos somos mucho más sabios de lo que creemos, pues en ese fondo todos sabemos con certeza lo que hay que hacer en cada momento. Nuestro maestro interior no se inventa nada, no dice nada que no sepamos ya con antelación. Realmente, sobran todos los maestros. Un gurú, por muy auténtico que sea, no puede enseñar nada a nuestra auténtica naturaleza. Solo puede señalar la luna, pero somos nosotros los que debemos mirarla. En los momentos de verdadera soledad el único maestro que podemos tener está en nuestro interior, porque en esos momentos no hay nada más y todo lo que hay está en nosotros. Cada uno de nosotros posee en sí mismo toda la sabiduría del mundo. El problema es que menospreciamos al maestro interior y dejamos que se adormezca. Hay que despertarlo rindiéndose ante la evidencia. Tanto cuando hacemos āsanas, como durante la meditación, hay que evitar las resistencias, hay que rendirse ante la realidad, sea esta la que sea. 

Si lo pensamos bien, el yoga es una escuela de apertura, especialmente ante los momentos desagradables. Si en el mundo se nos enseña a cerrarnos ante el dolor, el yoga nos enseña que hay que abrirse completamente y comprender su origen. Algunos acusan a las āsanas y a la meditación de ser prácticas masoquistas y al principio puede llegar a parecérselo a todo practicante, pero con el tiempo las molestias se transforman y cambian de signo. Ciertamente, se llega a un punto en que practicar a diario se convierte en una prioridad. Entonces, el maestro interior surge realmente como nuestro guía más preciado… Y en ese momento el yoga deja de ser un “tener que hacer” para convertirse en una celebración. 

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