domingo, 28 de septiembre de 2025

83. Zazen y Yoga

B.K.S. Iyengar

Siempre he considerado que la práctica de zazén, la meditación de acuerdo con el budismo zen, es el método de meditación yóguica en su estado más puro.

En el yoga clásico se aborda la meditación de forma progresiva, con la concentración primero sobre un objeto tosco que, con la práctica, se vuelve cada vez más sutil, hasta que el objeto desaparece y la meditación se vuelve “sin objeto”. En el zen, la práctica de la meditación o zazén se enfoca directamente hacia la meditación “sin objeto” insistiendo especialmente en los dos pilares básicos del yoga de Patañjali: la práctica continuada y el desapego, es decir, el no confiar en la obtención de resultados concretos. Actualmente, en los centros de yoga se insiste sobre todo en la práctica de posturas, respiración y relajación. En algunos sitios se enseñan los fundamentos de la meditación pero no se profundiza demasiado en ella. Por eso, las personas que sienten inquietud por esta técnica de introspección buscan una práctica complementaria al yoga físico y suelen encontrarla en el budismo, en cualquiera de sus variantes, siendo el budismo zen uno de los que proporcionan la práctica de meditación más intensa.

El zazén es una inmersión directa y profunda en nuestra realidad más íntima. Al zen se llega muchas veces cuando se atraviesan profundas crisis de cualquier tipo: emocionales, espirituales, drogodependencias, procesos de cuasi-muerte, etc. Cuando lo pruebas, puede entusiasmarte o puede que lo aborrezcas, pero no te dejará indiferente. No es necesario abandonar una práctica para iniciar otra. Si se dispone de tiempo suficiente, es recomendable practicar tanto el aspecto psicofísico del yoga, como el meditativo del zen. Tal vez sea más asumible la meditación propuesta por el yoga porque es progresiva, como el resto de las prácticas yóguicas. Lo que propone el zen es, haciendo un ejemplo simplista, como si empezásemos el yoga físico por las asanas más difíciles..., correríamos el riesgo de no entenderlo y de lesionarnos porque no todos pueden situarse en ese nivel al comienzo. El zen es un camino muy directo, pero muy exigente. Quizás por eso, haya tan pocos practicantes de zen y tantos de yoga en nuestra sociedad.

 

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98. El arte de meditar