domingo, 23 de marzo de 2025

50. Ejecución correcta de las āsanas

James Hay-Kellie demostrando ardhamatsyendrāsana, 1940 

Lo que realmente importa en una sesión de āsanas es hacerlas con absoluta concentración, con lentitud y con el nivel perfecto de tensión-relajación. Durante la adopción de las posturas y también cuando se deshacen, las āsanas deben estar sincronizadas con la respiración; es más, la respiración y el movimiento de ejecución deben contemplarse como una sola acción, igual que dos músculos diferentes se combinan en su movimiento para colocar el cuerpo en una posición determinada. De la misma forma, cuando se permanece en una āsana, la respiración debe ser el único movimiento y el objeto de nuestra concentración. Esto nos permite entrar en un estado de recogimiento sensorial (e incluso meditativo) que, en definitiva es el objetivo de todas estas prácticas; y si somos lo suficientemente sensibles, además, nos permitirá saber cuándo debemos abandonar la āsana, si la estamos manteniendo adecuadamente, o cuando nos habremos excedido en su ejecución. 

Otro aspecto importante es que las āsanas no deben practicarse de forma individualizada; todas deben ligarse entre sí. Las āsanas de una sesión de yoga deben formar un todo equilibrado y no debe existir separación alguna entre ellas (pues no debe aparecer el cansancio y la respiración no tiene porqué alterarse indebidamente). Los movimientos entre las distintas fases estáticas deben contemplarse como un fluir armonioso que combina respiración, concentración y lentitud de movimiento. Todo es uno en una sesión de yoga: unidad dentro de la diversidad.

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