Para practicar meditación hay dos condiciones
básicas: el desapego total y la práctica continuada. No hay que fijarse metas.
No importa que aparezcan pensamientos; es más, deben aparecer. Lo que hay que
hacer es “no hacer nada”. Ser observador. Ser
consciente de cada pensamiento, de cada sensación y, siendo consciente de ello,
situarse de forma natural en otro centro, desapegado de las cosas y observando
con indiferencia. La técnica que recomiendo es la no-técnica. Habrá
meditaciones buenas y meditaciones malas pero no hay que afectarse por los
adjetivos bueno y malo. Lo importante es la meditación misma: la perseverancia
en la quietud sostenida. Aunque Patañjali describe minuciosamente varias etapas
en el camino del Yoga, en realidad no hay tales etapas en sentido escalonado, o
mejor aún, no se necesita pasar por etapas concretas, pues el objetivo está más
allá de lo imaginable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario