A partir de una
edad avanzada, se suele disponer de más tiempo libre y puede adoptarse la
práctica del yoga de una forma más seria. En la práctica física, la disminución de la flexibilidad no es ninguna
excusa pues se compensa sobradamente con la paciencia, seriedad y profundidad
que confieren los años.
En 1988, durante la
celebración del 70 cumpleaños de BKS Iyengar, éste dio la siguiente charla: "En 1978, tras
la celebración de mi sexagésimo cumpleaños... empecé practicando de cuatro a
cinco horas al día. La mala fortuna quiso que en junio de 1979 padeciese un
grave accidente de motocicleta, lesionándome el hombro izquierdo, la columna
vertebral y las rodillas. Por culpa de aquella lesión no podía levantar el
hombro ni hacer estiramientos hacia delante, torsiones ni equilibrios. Empecé a
practicar yoga como si fuese un principiante. Pero tres meses después del
primer accidente padecí otro en el que me lesioné el hombro y la rodilla
derechos. Como yoga implica uniformidad, ambos accidentes lesionaron
uniformemente mi cuerpo y mi práctica tocó fondo. A fin de recuperar mi forma
de 1977 practiqué diligente y doblemente, ocupándome de las zonas lesionadas.
Aunque poseía una fuerza de voluntad y unos nervios lo suficientemente
resistentes como para someterme a horas de práctica, el cuerpo se rebelaba.
Pero no me rendí a mis pensamientos negativos. Con perseverancia e insistencia
recuperé el setenta y cinco por ciento de mi práctica de āsana en diez
años de duro esfuerzo. Espero recuperar mi forma original. En caso de que no lo
consiga, quiero morir con la satisfacción de haber hecho todo lo posible hasta
mi último aliento. Lo digo a fin de que desarrollen su fuerza de voluntad y
persistencia para hacer lo que yo hice sin perder los ánimos, para que también
puedan dejar este mundo con alegría cuando Dios les llame".
Después de esta
charla, B.K.S. Iyengar continuó practicando āsanas y prāṇāyāma
durante veintiséis años más con gran dedicación. En yoga todo se consigue
mediante la práctica relajada y persistente. En principio no hay limitación de
edad, sexo o condición física. La práctica se adapta a la condición inicial del
practicante y, poco a poco, éste va evolucionando, casi sin darse cuenta. No
importa si se tarda mucho o poco tiempo. Lo importante es practicar.
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