Todos nuestros
actos (incluidos los pensamientos y sentimientos asociados a ellos) tienen
consecuencias. Si se efectúan varias acciones similares o se actúa de forma
voluntaria y consciente, las consecuencias tienden a “florecer” más
rápidamente. No obstante, la mayoría de nuestras acciones son aisladas e
inconscientes y parece que no tienen ningún efecto. En realidad, todos nuestros
actos dejan impresiones o huellas sutiles (saṃskāras) en el
subconsciente que, más tarde o más temprano, se actualizan y dan lugar a las
consecuencias de tales actos en forma de simples recuerdos, deseos o instintos,
creando pautas de conducta o, incluso, generando a nuestro alrededor
situaciones en las que nos vemos involucrados.
Esta antigua idea
de la India es el fundamento de las teorías del karma y la reencarnación. En el
yoga clásico y en la mayoría de doctrinas orientales se entiende el ciclo vital
de las personas en forma circular, de manera que todo vuelve, todo se regenera
y todo se repite… hasta que alcancemos la liberación.
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