Para no lesionarse hay que
estar sumamente atento al movimiento, a la reacción del cuerpo en su conjunto,
y de cada músculo y articulación implicada. Se trata de permanecer vigilante y
desarrollar la sensibilidad al máximo durante la postura y su ejecución.
También es muy importante saber armonizar movimiento y respiración. Al
principio, cuando empezamos nuestra práctica de yoga, es difícil mantener la
atención constante y no hemos desarrollado aún la sensibilidad suficiente como
para valorar el esfuerzo y saber hasta dónde podemos llegar en cada momento.
Por eso, es necesario un buen profesor que nos oriente hasta que nosotros
mismos podamos practicar solos. Aun así, nunca estaremos libres de una lesión,
pero con la experiencia que proporciona la práctica continuada, aprenderemos a
tratar y superar las lesiones adaptándonos a ellas hasta eliminarlas.
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