En algunos centros de yoga no
se practican contraposturas. Por ejemplo, en el Yoga Iyengar no se utilizan
contraposturas específicas para las āsanas
intensas, sino que más bien se organiza la sesión en bloques de posturas
similares que se ordenan de tal forma que un bloque
entero constituye la contrapostura (o el complemento) del bloque anterior, y
así sucesivamente. Sin embargo, lo más corriente es efectuar contraposturas
siempre que se hagan posiciones extremas, especialmente cuando el practicante
no es avanzado, o cuando “sentimos” que es necesario practicar una āsana suave de sentido opuesto a las
practicadas inmediatamente antes (influye mucho la “sensibilidad” del
practicante o la del profesor). En cualquier caso, las contraposturas
constituyen un seguro ante cualquier exceso en las āsanas y es totalmente aconsejable practicarlas.
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