Cualquiera que se
inicie en la práctica de la meditación debe saber que el simple hecho de
permanecer inmóvil, sentado con las piernas cruzadas durante quince minutos, ya
es una victoria.
Estar simplemente sentado con tranquilidad, es vivir
el momento presente, y eso está muy bien, independientemente del tiempo que
permanezcamos. Ciertamente, en cualquier etapa en que se encuentre el yogui,
siempre es lo mismo: ser lo que somos en ese momento. No es una cuestión de ser
bueno o malo, de practicar mejor o peor. Cuando empezamos a meditar es posible
que no entendamos nada de nuestro mundo interior, y esto también es correcto.
Nuestro conocimiento crecerá con los años, pero en cualquier momento seremos
perfectos siendo lo que somos. Porque si quedamos atrapados en emociones,
deseos o recuerdos, no podremos ver claramente las cosas como son. No podremos
percibir la esencia interior. No olvidemos que un pensamiento no es en sí más
que una pura entrada sensorial, un fragmento de energía. Pero tenemos miedo de
ver los pensamientos como son en realidad. El estado de iluminación no es tener
una experiencia determinada, sino la superación de toda experiencia. El estado
iluminado es pura observación no adulterada. Y esto es completamente distinto
de "tener una experiencia de iluminación". La iluminación es la
demolición de toda experiencia construida a base de pensamientos, fantasías,
recuerdos y esperanzas.
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