¿Qué queda del ser
humano cuando muere? De acuerdo con el yoga, estamos compuestos de tres
cuerpos: causal, sutil y físico. La teoría comúnmente aceptada en el yoga tradicional
es que, al morir, el cuerpo físico desaparece y los elementos sutiles
permanecen para reencarnarse posteriormente, mientras el individuo no alcance
la liberación en vida; el cuerpo causal permanece invariable, pues esa es su
naturaleza. En el budismo se admite la reencarnación de forma muy similar al
yoga, con la salvedad de que para los budistas no hay un observador aparte de
lo observado que transmigre de un cuerpo a otro. Según el budismo, podríamos
decir que existen dos entidades: lo que transmigra y lo que realmente
constituye la verdadera naturaleza o esencia, esto es, lo que llaman “la
naturaleza de buda” o “el rostro original”, lo cual coincide con el término
sánscrito “vaciedad”, o “condición de vacío”, es decir, ausencia de cualquier cosa
conocida o que pueda conocerse desde nuestra actual situación de ignorancia. En
realidad, la naturaleza de buda es lo mismo que el ātman o el puruṣa
del yoga. Es decir, es la "meta" del ser humano, darse cuenta,
despertar a "lo que realmente es y que le hace formar parte del Uno, del
Todo”.
En mi opinión, el budismo y el yoga, tanto el clásico, como el más
afín a las enseñanzas tántricas o al vedānta, comparten en último término
doctrinas muy similares. ¿Entonces, por qué no somos capaces de dejar a un lado
toda indagación metafísica y "sentarnos simplemente a meditar"? ¿Por
qué nos preocupa tanto lo que pueda haber o no después de la muerte? En el
fondo, creo que lo que tenemos es un profundo miedo. La individualidad sigue su
proceso y en el plano psicológico da origen al deseo, al rechazo y, finalmente,
al miedo en general y, sobre todo, al miedo más irracional de todos: al miedo a
lo desconocido, a la muerte.
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