Un joven Bikram Choudhury
Hay distintas
motivaciones para practicar yoga, dando lugar a tres tipos de practicantes: el
pragmático, que asume una práctica “ligera”; el buscador, cuya práctica más
motivada puede considerarse “moderada”, y el místico, completamente volcado al yoga, de práctica “intensa” (Yoga Sutra I.21-22).
1) El pragmático: solo practica para estar en
forma, relajarse y disminuir el stress. Para él, el yoga es algo que solo
proporciona beneficios físicos y mentales. Para el pragmático, conceptos como
introspección o “encontrarse a sí mismo” es algo extraordinario que permanece
aparte de su ocupada vida diaria. Normalmente considera el yoga como un método
terapéutico que le permite relajarse y mejorar su calidad de vida. La
interiorización es algo que se relaciona solo con la clase de yoga y que se
detiene hasta la clase siguiente. Se trata solo de una experiencia concreta en
un momento determinado. A veces, llega al yoga después de pasar por otras
prácticas como el Tai Chi, el Chi Kung, etc. Para el pragmático, aunque puede
simpatizar con algunos aspectos de la filosofía del yoga e integrarlos en su
propia vida, generalmente ni la religión, ni ningún tipo de espiritualidad,
tienen demasiada importancia.
2) El buscador: practica yoga no solo para
mejorar su capacidad mental y física, sino también para investigar en sí mismo
y mejorar interiormente. El buscador suele llevar una vida considerada
“estable” y para él, la introspección no se refiere solo a la relajación, sino
también a un esfuerzo por buscar en su interior y cambiar aspectos de su propia
vida. Este tipo de practicante hace yoga solamente mientras la práctica le
resuelve situaciones difíciles y concretas. Mediante el yoga intenta dejar
atrás viejos comportamientos y sustituirlos por otros más constructivos.
Respecto a la dimensión espiritual del yoga, el buscador suele ser escéptico y
adopta aquellos aspectos que considera coherentes con su propia concepción de
la vida. Considera la práctica del yoga como medio para lograr un objetivo:
desarrollo personal, autodescubrimiento y mejora de su calidad de vida.
3) El místico: asume el yoga como una forma de
ver la vida. Integra la filosofía del yoga y toda su dimensión espiritual en la
vida diaria mediante la práctica física y la meditación, los hábitos
alimenticios y una adopción más o menos completa (dentro de lo posible en la
sociedad occidental) de las normas éticas del yoga. A menudo, el místico se
convierte en profesor de yoga él mismo. Experimenta “lo divino” como algo
inherente a sí mismo a través del propio cuerpo; no como la idea de un dios
personificado, sino como una excepcional fuerza creativa en el interior de cada
uno de nosotros. Para él, esa fuerza es su auténtico ser y, al mismo tiempo, la
fuerza que genera todo el universo y reside en todo ser viviente. No hay
separación. Cuando el místico practica yoga, establece conexión con algo
espiritual o divino en su interior. De hecho, sólo a través de la práctica del
yoga, profundizando en lo más hondo de sí mismo, llega a tomar conciencia de su
verdadera naturaleza. El místico es la culminación de los otros tipos de
practicantes.